El hogar es el cimiento de roca de la sociedad

La historia detrás de la profecía de Oseas es la tragedia de un hogar roto. La experiencia personal de Oseas es el trasfondo de su mensaje. Sale de un hogar roto para hablar a la nación desde un corazón desgarrado. Oseas sabía exactamente cómo se sentía Dios porque él sentía lo mismo.

El hogar es el cimiento de roca de la sociedad y lo ha sido para todos los pueblos. Dios ha dado el hogar a la humanidad. Se lo dio al hombre desde el principio. Es la unidad más importante de la estructura social. Es para la sociedad lo que el átomo es para el universo físico. El pequeño átomo ha sido llamado el bloque de construcción del universo. Pues bien, el hogar es la piedra angular de la sociedad. El carácter y el color de un edificio vienen determinados por los ladrillos que lo componen. Ninguna nación es más fuerte que los hogares que la pueblan porque el hogar determina el color y la complexión de la sociedad. El hogar es la cadena de una nación que la mantiene unida, y cada eslabón individual es importante. 

El hogar es donde vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Es en el hogar donde somos nosotros mismos. Nos vestimos física y psicológicamente cuando salimos. Cuando cruzamos la puerta de casa y salimos a la calle, nos vestimos de gala. Pero es entre las paredes del hogar donde nos quitamos las máscaras y somos realmente nosotros mismos. 

La historia del hogar de Oseas es triste, y la historia continúa. Gomer abandonó su hogar, volvió a su antigua profesión y se convirtió en una prostituta común. Ciertamente, Dios va a decirle a este hombre: "Oseas, has hecho todo lo que has podido. Intentaste reformar a la mujer, pero no sirvió de nada. Déjala ir". Pero no, Dios dice: "Ve por ella y tráela de vuelta a tu casa". Oseas fue tras ella. Ella se negó a volver. Envió a los niños a suplicar a su madre. Ella seguía sin volver. Entonces, como hacían las mujeres de aquella época, se vendió como esclava. Oseas fue a ella, la compró y la trajo de vuelta al hogar.

Oh, amigo mío, qué imagen es esta de nuestro Salvador. Él nos creó y le pertenecemos. Entonces fuimos culpables de alejarnos de Él y dar nuestro amor, nuestro afecto, nuestro tiempo, a las cosas del mundo. Y mientras aún éramos pecadores, Él descendió a esta tierra y nos compró en nuestra fea condición para hacernos Sus hijos legítimos. ¡Qué amor!
Continuamos nuestro recorrido a través de la Palabra de Dios, y nuestro Autobús Bíblico nos ha llevado a las cartas que escribió Santiago, apóstol de Jesucristo, hermano de Juan,  hijo de Zebedeo, llamado por nuestro Señor, “hijo del trueno.” 

Gracias a las generosas ofrendas de los oyentes de A Través de la Biblia, este mes de agosto, 

Este mes de enero, destacamos el comentario de Hebreos & Santiago y los libritos titulados "Chispas y Chismes:  El poder de la lengua" y "Forjado y Aprobado: Lecciones de fe del libro de Santiago".

Descúbrelos en www.atravesdelabiblia.org/destacado 

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