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Extracto del libro Justo a Tiempo de J. Vernon McGee

Por J. V. McGee
13 de Diciembre de 2024
Extracto del libro Justo a Tiempo de J. Vernon McGeeEste artículo es un extracto del libro Justo a Tiempo, donde J. Vernon McGee nos guía a través de las profecías del Antiguo Testamento que señalaron al nacimiento de Cristo. Estas profecías trazaron un camino tan claro que, cuando Jesucristo vino al mundo, las Escrituras ya habían revelado quién era Él y cómo llegaría.

Dios había dejado claro que Aquel que venía nacería de una mujer. Es decir, Dios tomaría sobre Sí carne humana y nacería en una familia humana. Seguiría un linaje genealógico específico que conduciría al Mesías: desde Abraham y a lo largo de los siglos, hasta David. Dios le prometió a David que de su linaje vendría el Mesías, el Libertador, el que restauraría a esta tierra lo que había perdido Adán.

El Libertador también nacería de una virgen.
Por qué Jesús vino sin ser reconocido De hecho, Dios estableció la época —no quiero decir la fecha exacta— sino el período en el que vendría el Mesías.  Extracto del libro Justo a Tiempo de J. Vernon McGee
También reveló el lugar donde Él nacería. Permítanme decir que uno no podría añadir mucho más a eso. En otras palabras, había suficientes puntos de identificación que la gente debía haberlo conocido cuando Él vino.

Entonces surge la pregunta: ¿Por qué no le reconocieron los judíos? Ellos tenían el Antiguo Testamento, pero no lo creían. Estoy maravillado ante su incredulidad, considerando que tenían un amplio conocimiento de las Escrituras. Según Mateo, los escribas de Israel sabían el lugar donde Jesús iba a nacer, pero no estaban convencidos de que, en ese miserable establo, o probablemente una cueva, ¡yacía un recién nacido que iba a ser el Salvador del mundo!

Después de algún tiempo cuando vinieron los magos, los escribas tampoco tenían interés en acompañarlos a ver lo que realmente había acontecido allá en Belén. No creían. Por esa razón no fueron. Si hubieran  pensado que su Mesías realmente podría haber nacido allí en Belén, habrían ido inmediatamente. Pero no lo creían en absoluto.

En nuestros tiempos el mundo sigue el mismo camino. La gente que tenía las Escrituras se encontraba en la misma situación que el cristiano de hoy —en un estado de incredulidad. ¿Sabía usted que la mayoría de las iglesias han rechazado la segunda venida de Cristo?Definitivamente, se han apartado de la clara enseñanza de la Escritura. Así que, si Él apareciera y viniera como vino la primera vez, ¿piensa usted que el mundo le aceptaría? Por supuesto que no le aceptaría. No esperan en absoluto que vuelva.

 Extracto del libro Justo a Tiempo de J. Vernon McGee
Pedro escribió: “... sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.” (2 Pedro 3:4)

El mundo ni siquiera cree en el retorno de Cristo. De hecho, la iglesia de hoy generalmente está también en un estado de incredulidad relativa a la segunda venida de Cristo. Ellos tampoco creen. Sin embargo, ellos debían haber sabido que Él nacería en ese período general —ni mil años después, ni cien años antes.

Cuando aparecieron los magos del oriente, ciertamente alertaron al viejo Herodes y también a los escribas. Debieron haber dicho: “Sí, ¡nuestras Escrituras no solo indican dónde habría de nacer, sino que también nos dan una idea de cuándo!” Debieron haber tenido suficiente interés por lo menos para ir a ver a este bebé que nació en Belén. Pero, según el registro histórico, esos príncipes religiosos informados y complacientes no dieron ni un paso hacia Belén. No lo creyeron en absoluto. Pero la gente común de Israel y de todo el mundo mantenía una expectativa. Intuían que un libertador o gobernante iba a venir de Judea. Pensemos en cómo los magos llegaron a Jerusalén, en el momento oportuno, preguntando por el Rey de los judíos recién nacido.
El historiador romano del siglo I, Suetonio, escribió que “una expectativa antigua y definida” se Extracto del libro Justo a Tiempo de J. Vernon McGee había extendido por todo Oriente, que un gobernante del mundo, por aquel entonces, surgiría en Judea. Tácito, otro historiador romano, dijo lo mismo. También en el siglo I, se corrió la voz de que misioneros budistas viajaron a China para reunirse con sabios chinos que buscaban alJusto a Tiempo: el nacimiento y retorno de Cristo Mesías.

El mundo contuvo la respiración en su búsqueda de un Salvador.
Pero solo aquellos que creían le reconocían. Estos buscadores seculares no siempre podían precisar lo que buscaban —no tenían las Escrituras—, pero existía la expectativa de que un Libertador vendría a la tierra.En Malaquías —el último libro del Antiguo Testamento— se escribió: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Malaquías 3:1) Y la siguiente voz, cuatrocientos años después, fue la de Juan el Bautista, anunciando que él era el precursor del Salvador del mundo, el que iba a ser el Gobernante de esta tierra (véase Juan 1).

Escucha el audio del librito “Justo a tiempo: El nacimiento y retorno de Cristo” aquí o descarga tu copia digital haciendo click en el e-book a tu derecha. 
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