Celebra el Mes de la Biblia con Nosotros

20 de septiembre, 2024

Cada septiembre, las comunidades cristianas-evangélicas alrededor del mundo celebran el Mes de la Biblia. Esta conmemoración tiene un profundo significado espiritual e histórico. Que sea en septiembre se basa en un evento clave que ha dejado una huella permanente en la tradición de la fe cristiana.

El 28 de septiembre de 1569, Casiodoro de Reina publicó la primera traducción completa de la Biblia al idioma castellano, conocida como la “Biblia del Oso”. Este hito fue crucial para la  difusión de la Palabra de Dios en el mundo hispanohablante y marcó un momento significativo en la Reforma Protestante.

La palabra “Biblia” es una palabra plural griega que significa “rollos” o “rollos de pergaminos”. Proviene de la palabra en singular “biblion” el cual se refiere a la planta de papiro, material para la escritura de los griegos. Con el paso del tiempo, llega a tener el significado de “Libro de Libros”.

La Biblia es una colección de libros escritos por diversos autores a lo largo de aproximadamente 1,500 años. Estos autores incluyen profetas, reyes y apóstoles. Aunque los textos fueron escritos por humanos, la Biblia está inspirada por Dios, esto implica que sus palabras son una manifestación directa de Él, revelando sus enseñanzas para nuestras vidas. Como se menciona en 2 Timoteo 3:16:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia”.

La Biblia, es una colección de textos que se desarrolló y compiló a lo largo de más de mil años, y su publicación en forma impresa marcó un hito en la difusión de las Escrituras.

El Antiguo Testamento contiene 39 libros que van desde Genesis hasta Malaquías.
Primeros Escritos: Los textos más antiguos del Antiguo Testamento, como el libro de Job,  se escribieron alrededor del siglo XV a.C. Otros como el Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, se escribieron entre 1445 y 1405 a.C.

Libros Históricos y Proféticos: Durante los siglos siguientes, se añadieron libros históricos y proféticos, como Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías y Ezequiel.

El Nuevo Testamento contiene 27 libros que van desde Mateo hasta Apocalipsis.
Escritura de los Evangelios y Epístolas: Los libros del Nuevo Testamento se escribieron en el primer siglo d.C. Los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, así como las epístolas de Pablo, Pedro y otros apóstoles, se completaron entre los años 40 y 90 d.C.

Reflexionemos…
La Biblia no es solo un “libro antiguo”, sino una guía viva y activa que influye en todos los aspectos de la vida. Es la base de nuestra fe, la fuente de nuestra esperanza y el manual para nuestra conducta. Para un cristiano, la Biblia es considerada la Palabra de Dios, porque entendemos que, a través de las Escrituras, Dios se ha revelado a la humanidad, mostrando su carácter, voluntad y propósito. Sin esta revelación, sería imposible conocer a Dios de manera personal y profunda.

La Biblia nos da una guía espiritual y moral. Proporciona principios y enseñanzas que ayudan a los creyentes a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Pasajes como en Salmo 119:105, “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”, destacan cómo   las Escrituras iluminan el camino de la vida.

Las Escrituras contienen sabiduría y conocimiento que son aplicables a todas las áreas de la vida. Desde consejos prácticos sobre relaciones y finanzas hasta enseñanzas profundas sobre la naturaleza de Dios y la salvación, la Biblia es una fuente inagotable de sabiduría. En tiempos de dificultad y sufrimiento, la Biblia ofrece esperanza y consuelo. Versículos como Romanos 15:4, “Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por la paciencia y el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza”, muestran cómo las Escrituras pueden fortalecer y animar a los creyentes.

La lectura habitual de la Biblia no solo nos ayuda a crecer espiritualmente, sino que también nos ayuda para vivir una vida que refleje las enseñanzas de Cristo. Al meditar en las Escrituras y aplicarlas en nuestra vida diaria, nos acercamos más a Dios y fortalecemos nuestra fe. Así, el Mes de la Biblia se convierte en una oportunidad para redescubrir la riqueza de la Palabra de Dios y permitir que transforme nuestro corazón y nuestra vida.

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