Nadie es bueno

Marcos 10:18
Quizás dirás:
¿¡No somos buenos!?
¡¿Cómo que no soy buena persona!?
Nunca he matado a nadie.
Digo pocas mentiras.
No vendo drogas.
Quizás concluyas que eres buena persona. Y, puede que lo seas... en comparación con otras personas y según los estándares humanos.
Pero, 1) El estándar de Dios no es “lo suficientemente bueno” sino la perfección y 2) todos somos pecadores.
Todos necesitamos desesperadamente a un Salvador perfecto para reconciliarnos con Dios.
La bondad humana no puede salvarnos. Podemos vivir vidas moralmente aceptables por el mundo, nuestros pecados nos separan del Dios santo. Esta es la mala noticia.
La buena noticia es que, Dios, en su infinito amor y gracia, envió a Jesucristo para que muriera en la cruz y pagara el precio por nuestros pecados.
Un solo camino
La muerte y resurrección de Jesús proporcionan el único camino para que los pecadores sean perdonados y reconciliados con Dios.
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. (Romanos 5:8)
Esta es la gracia de Dios: que, aunque no merezcamos la salvación, él nos la ofrece de todos modos a través de Jesucristo.
Para recibir esta salvación, tenemos que arrepentirnos sinceramente de nuestros pecados y creer en Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Jesucristo = El sacrificio aceptable
“Arrepentíos, pues, y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”. (Hechos 3:19)
La fe en Cristo nos permite ser declarados justos e inocentes ante Dios y recibir el perdón de los pecados y la vida eterna.
Entender que la salvación es solo a través de Cristo es esencial.
No se trata de nuestra propia bondad o méritos, sino de confiar en el sacrificio de Jesús en nuestro lugar.
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8-9)
Hay esperanza.
¡Se encuentra en Cristo!
El Evangelio de la salvación a través de Cristo nos recuerda que, aunque podamos considerarnos personas buenas, todos somos pecadores que necesitamos la redención que solo Jesucristo ofrece.
Es un mensaje de esperanza y salvación para ti hoy.
Si nunca te has rendido delante de Dios para confesar tus pecados y pedirle perdón, confiando solo en Él y no en cualquier “buena obra” tuya ¡hazlo hoy!