5 mentiras que nos encanta creer

Cinco mentiras que nos encanta creer
(y la verdad que puede salvarnos)
Vivimos rodeados de frases populares que suenan bonitas pero no tienen base sólida en la realidad. Nos prometen libertad y felicidad, pero nos alejan de la verdad.
¿Qué pasa si toda tu vida has estado equivocado?
Considera cinco mentiras que nos encanta creer … y descubre lo que dice Dios.
MENTIRA #1
“LA VIDA ES AZAROSA”
La verdad: Dios es soberano y nada sucede al azar.
Nada pasa “por casualidad”. Todo pasa según la intención de Dios. “El Señor ha establecido su trono en el cielo; su reino domina sobre todos.” (Salmo 103:19)
MENTIRA #2
“LA VERDAD ES RELATIVA”
La verdad: La verdad es absoluta y se encuentra en la Biblia.
La verdad no depende de lo que creemos o sentimos sino de lo que ha dicho Dios con claridad en Su Palabra.
Jesucristo dijo: “Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.” (Juan 17:17).
MENTIRA #3
“LA GENTE ES BÁSICAMENTE BUENA”
La verdad: Todas las personas son básicamente pecadoras.
La Biblia no endulza esta realidad: “Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23). No somos buenos. Somos malos y necesitamos perdón.
MENTIRA #4
“PUEDES CAMBIAR TU VIDA SI TE LO PROPONES”
La verdad: Solo Cristo puede cambiar tu vida.
Los esfuerzos humanos no pueden limpiar el corazón. Jesús dijo: “Sin mí, ustedes no pueden hacer nada.” (Juan 15:5). Solo al nacer de nuevo por el poder de Dios puedes ser verdaderamente transformado.
MENTIRA #5
“LA META DE LA VIDA ES SER FELIZ”
La verdad: La sumisión desinteresada a Jesucristo es la meta de la vida.
El propósito de tu vida no eres tú. Fuiste creado para amar y obedecer a Cristo. “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.” (Gálatas 2:20)
¿Qué debes hacer con estas verdades?
Reconocer que has hecho cosas que te alejan de Dios.
La Biblia nos llama a arrepentirnos, es decir, cambiar de rumbo: abandonar el pecado y volvernos a Dios con un corazón sincero.
Arrepiéntete de tus pecados y pon tu fe en Jesucristo.
Creer en Cristo es más que aceptar hechos intelectuales: es rendirte a Él como tu Señor, obedecerle como tu Maestro, seguirle como tu Rey y amarle como tu Salvador. Es un compromiso de todo tu ser.
Cuando lo haces, ocurre algo maravilloso. Pasas de la condenación a la vida eterna. De esclavo del pecado, a hijo amado de Dios. De vacío y culpa, a paz y propósito.
Hoy, Jesús te llama. No es coincidencia que estés leyendo esto. Su gracia está extendida hacia ti ahora. ¿Responderás?
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